Reflexiones acerca de El desafío de ser docentes hoy en día

Para mis colegas del ITEPSA

El desafío de ser docentes hoy en día

Todos conocemos el valor que hay que tener para dedicarse a la docencia; si bien hemos tenido buenas épocas hace ya mucho tiempo que ser un instructor/a es muy difícil por razones que a nadie escapan. Y hago hincapié en lo de “instrucción” ya que creo que la verdadera educación es la que reciben los niños y los jóvenes en el hogar. Nosotros, desde nuestra función sólo podemos estimularlos a que deseen aprender. Les damos explicaciones, materiales diversos y demostraciones prácticas acerca de los conocimientos que deben adquirir para su profesión u ocupación, pero no podemos desde la cátedra “educar”.

Sin entrar en consideraciones acerca de este tema los invito a pensar que las bases de nuestros estudiantes – nivel terciario – ya están o deberían estar presentes en ellos. A pesar de una mala primaria y peor secundaria, con familias en conflicto o disfuncionales se supone que están formados en y para la vida según los patrones familiares. Estos naturalmente son diferentes en cada caso y poco o nada podemos o debemos influir.

A pesar de las magras retribuciones que recibimos los docentes en nuestro país debemos mantener el entusiasmo y la entrega generosa que nos permita cumplir con la escucha activa y la empatía necesarias para ser eficaces y lograr los objetivos sin perder la autoridad.

Es lógico que a veces nos desesperemos al ver situaciones incompatibles con una vida “normal” (¿según quién…?) pero no es posible avanzar sobre este tema. No nos queda más remedio que aceptar las cosas como son y actuar de acuerdo con ello. Brindar a los estudiantes lo mejor a nuestro alcance y dar ejemplo con actitudes y mostrar lo que se puede hacer sin imponerles nada. De esto se deduce – en mi opinión – que debemos ser impecables en todo sentido cuando nos encontramos frente a los alumnos, cuidando nuestra imagen, nuestro vocabulario y fundamentalmente mostrando respeto en todo momento y lugar.

No podemos no ser conscientes de los cambios que han tenido lugar en nuestra sociedad desde que nosotros estuvimos en el lugar de quienes hoy son estudiantes. Tantos cambios a tan vertiginosa velocidad sin duda nos descolocan a pesar de ser docentes, padres y abuelos. Por más énfasis que pongamos en actualizarnos siempre estaremos descolocados y es indisimulable; no hay forma – salvo excepciones – de pensar como los jóvenes. Nos guste o no, si no aceptamos esta realidad se nos hará más difícil ser docentes y disfrutar la tarea.

Veamos a modo de ejemplo el desafío tecnológico que nos presenta el cotidiano. ¿Qué nos sucede a diario con los adelantos y novedades que aparecen…? Nos cuesta, nos guste o no, adaptarnos a esos formidables cambios. No hay duda de su utilidad, pero salvo que dediquemos muchas horas a ponernos al día vamos a la cola de ese tren.

En lo personal me da mucho placer el trato con los estudiantes y mucho más cuando logro despertar su interés por las materias. El hecho de transmitir conocimientos y más aún motivarlos a que busquen información, la analicen y saquen sus propias conclusiones es una tarea que si bien es a veces muy difícil por lo antes expuesto no deja de ponerme frente a un desafío que asumo placenteramente.

Llevarlos a pensar no sólo en lo técnico referente a su carrera sino darles el enfoque humanístico indispensable para que se desarrollen como personas además de buenos profesionales, a comprender al ser humano como tal sin importar las diferencias que siempre existen, a la búsqueda del conocimiento holístico y a no temer a enfrentar los desafíos que la vida nos propone constantemente.

Ser docentes hoy nos plantea la enorme responsabilidad de estar al frente de un grupo de personas en formación técnica y personal y para eso no hay más remedio que estar a la altura de los acontecimientos. Por eso los invito a reflexionar acerca de este tema y aunque no coincidamos en algún punto, tengamos la grandeza de poner por encima de cualquier diferencia a esos seres que más temprano que tarde van a ser quienes se encuentren al frente de las instituciones. Ellos no son los responsables de lo que está sucediendo, miremos hacia dentro y analicemos cuánto nos toca en el reparto. No veamos sólo lo malo o lo que no nos gusta (o no coincida con nuestras ideas), sepamos ver que hay un mundo bastante más amplio del que aprecian nuestros ojos y busquemos la visión de conjunto, la observación amplia, holística y abarcativa; relacionando los hechos. Por eso nuestro desafío es ser creativos. Los invito a reflexionar en las ventajas no criticar sino acompañar a nuestros alumnos, así veremos reflejado lo positivo, los alentaremos a que busquen su crecimiento, su desarrollo, su evolución y de esta forma puedan lograr su libertad. Para esto, menos rigor y más plasticidad.

Con gran respeto por todos, colegas y amigos, les dejo esta inquietud gestada en largas horas de preparación de clases, en la gestión de ideas y caminatas por los pasillos del instituto. Sin pretender ser modelo de nada, como digo al final de cada clase, gracias por su atención.

Mar del Plata, septiembre, 2024.

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